Os cuento un secreto: el día de mi boda llovió
Cuando somos “los novios” tenemos la idea de qué solo nosotros estamos pendientes de lo que ocurrirá con el clima el día de nuestra boda. Yo también pensaba así.
Pues la respuesta es no, y además sé de alguien que incluso está más pendiente, aunque parezca imposible: vuestra wedding planner. ¿Tenemos clarísimo y super organizado el plan B? Claro, y el C y el D por si surgiera cualquier imprevisto. ¿Confiamos en que ni el peor diluvio va a empañar la boda de nuestros novios? ¡Por supuesto!
Nosotras estamos incluso más ilusionadas por ese maravilloso cóctel, esos preciosos manteles, las increíbles mesas, su decoración soñada en esa finca de infarto…Por favor, ¡que no llueva!
Minuto tras minuto le damos a actualizar el tiempo en Google, con la esperanza de que desaparezcan las nubes que pintaban tan mal en la imagen anterior. Y así pasan las semanas, con mensajes y llamadas constantes a los novios que debemos tranquilizar, haciéndoles ver lo maravilloso que lucirá todo también en el interior. El objetivo es que se relajen y sean felices, mientras nosotras actualizamos cada minuto la página de Google.
Llegó el día B
Ese día ya no tenemos tiempo de consultar el móvil y además lo vemos en directo cuando estamos bajo el cielo, organizando, montando, decorando e intentando adivinar: ¿lloverá?, ¿no lloverá?
Os cuento una anécdota. Hace unos meses, organizando una boda de exterior, vimos inevitable la lluvia que caería de manera inminente. Así que llegó el momento de llamar a los novios para comentarles: vamos a desmontar y trasladar todo al interior, pero todo quedará precioso. Aunque recibamos respuestas de los más diferentes, en este caso nos sorprendimos al comprobar que varios familiares tenían claro que no iba a llover, que ellos vivían allí…
“Esperemos unos minutos más, a ver qué pasa…” ya no era una opción. Si comenzaba a llover era casi imposible salvar la mantelería. Finalmente logramos convencerles. Metimos todo dentro y…¡cayó la primera gota!
Mi secreto
Os voy a contar un secreto, el día de mi boda no llovió, ¡diluvió! En realidad, desde el día anterior. Por eso, ante la perspectiva de lo inevitable y sabiendo que sería mi gran día y yo estaría maravillosa y feliz, desde muy temprano ese día decidí dejar de mirar el cielo, y disfrutar. Después de mi tarde de relajación y spa fui a la peluquería a preparar mi pelo rizado. Con la lluvia, todo un desafío para mi peluquero, aunque yo confiaba en que hiciera magia.
Cuando por la mañana vinieron a casa de mis padres a maquillarme y peinarme ya no era la lluvia el tema principal, ni para ellos ni para mí. Y realmente hicieron magia, o por lo menos yo lo viví así y estaba encantada con mi peinado, radiante y feliz dentro de mi maravilloso vestido blanco.
Todo resultó de ensueño. En la ceremonia fue como estar entre nubes, con mis seres queridos sonriéndome mientras entraba feliz del brazo de mi padre al son de una música que sonaba celestial.
La mirada enamorada e ilusionada de mi novio esperándome al final del camino…Os imaginaréis que ni por un segundo alguien de los allí presentes pensaba en la lluvia…
La conclusión es que no podemos remediar lo inevitable, por lo que realmente puedes dejar de preocuparte por el tiempo el día de tu boda. Hasta de eso se ocupará tu wedding planner, y te aseguro que si hubiera alguna posibilidad de conseguirte el sol más radiante que jamás hayas visto, ella lo haría…
En deboda.love nos encargamos de hacer magia y conseguir que para ti brille un sol maravilloso y seas inmensamente feliz.
Nancy
