Una comunión de Ferrari para el pequeño Álvaro
Seguimos disfrutando de mayo, el mes de las comuniones, haciendo felices a las familias que nos piden formar parte de este día tan especial. Hace unos días le tocó a Álvaro, un campeón al que le apasiona Ferrari.
Hace algunos meses Charo se puso en contacto con nosotros y enseguida comprobamos lo ilusionada que estaba planificando la comunión de su hijo. Nos contó que la comida se realizaría en un elegante restaurante en Pozuelo de Alarcón y que soñaba con una preciosa mesa dulce donde, además, los invitados pudieran hacerse fotos para el recuerdo.
Comienzan los preparativos…
Enseguida fuimos a ver el espacio para visualizar cómo queríamos componer toda la decoración, adaptarla al entorno, comprobar la iluminación y todos los detalles que hacen que luzca y conseguir el deseado efecto wow. Al preguntarle a Charo qué le gustaba a Álvaro, la respuesta fue rápida: Ferrari. ¿Los colores? Rojo y dorado.
A partir de ese momento, la imaginación echó a volar y comenzamos a diseñar al milímetro cada detalle de esta comunión de Ferrari, cada dulce, cada bombilla…todo.
Empezamos por el diseño de las invitaciones, con un precioso avatar como protagonista. Charo nos ayudó enviándonos fotos de Álvaro y corrigiendo los detalles del pelo y la carita para que se pareciera a él hasta que finalmente lo conseguimos. ¡El resultado nos encantó!
Después, pasamos a diseñar la mesa. Como Charo nos comentó que a Álvaro le encantaban los chocolates, tuvimos claro que sería lo que predominaría en su mesa dulce, en la que personalizamos toda la repostería con el logo de Ferrari.
…Y llegó el día de la comunión
El día de la comunión llegamos muy temprano en el restaurante. Como había poco tiempo, nos trasladamos un equipo de cuatro personas para agilizar y que todo estuviera listo a la hora fijada.
Comenzamos por la bandera de carreras, continuamos por la pista confeccionada por nosotros, los detalles de lazos dorados, los globos, las luces…poco a poco el espacio fue transformándose. Los camareros se acercaban a disfrutar de la transformación y elogiaban nuestro trabajo. Esos momentos en los que después de días de diseño y preparación vemos el efecto que produce en quienes lo ven, ¡y nos hacen profundamente felices! Cuando todo estuvo listo, nos fuimos como las hadas, despacito y sin hacer ruido
